EL CREADOR DE SUEÑOS

Donde la realidad se convierte en sueños y los sueños en realidad.

¡Campeones!

Digan lo que digan, España es una auténtica campeona. Puede que hayan perdido contra EEUU en la final y se hayan llevado la medalla de plata, pero son unos auténticos campeones.

Estados Unidos había ganado todos, TODOS, sus partidos por veinte puntos o más. Traía a los mejores jugadores de la NBA, a los pesos pesados, no sólo eso, sino que estaban mentalizados a que querían conseguir el oro. Todos pensaban que sería un paseo pero se toparon con una realidad, los auténticos campeones del mundo.

España demostró garra, poderio, valor, casta y una calidad tal que mantuvo contra las cuerdas a los jugadores NBA hasta absolutamente el final, ya que a tan sólo unos minutos perdían de tan sólo cuatro puntos.

Quizá con un poquito más de suerte en los tiros finales, sin una desgraciada lesión de Calderón y sin la ayuda que recibieron los norteamericanos del arbitraje, ahora mismo estariamos hablando de los mismos campeones, pero con una medalla de oro.

Hoy he visto probablemente uno de los mejores partidos de baloncesto de la historia, lo he podido vivir en directo y doy las gracias a esta selección y esta generación que tantas alegrías tienen que darnos todavía.

Un especial recuerdo a Carlos Jiménez y Jorge Garbajosa, que probablemente no volverán a vestir la roja.

¡¡¡CAMPEONES!!!

Aquí teneis un video con las mejores jugadas.

Y si no pudisteis ver el partido, en la web de Televisión Española lo podeis ver entero. Merece la pena.

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No sé si uno de los mejores partidos de la historia de un deporte que “Pepu” Hernández lo llamó y lo sigue llamando, silabeándolo como si saboreara un exquisito plato de comida, ba-lon-ces–to, pero sin lugar a dudas, uno de los más emocionantes que he vivido desde que soy aficionado al basket y que, también sin lugar a dudas, pasará a su particular Historia con mayúscula.

Increíble el espectáculo que brindaron norteamericanos y españoles. Será muy difícil borrar de la memoria tanta belleza plástica unida al esfuerzo físico, a la técnica y a la táctica. De lo que son capaces los yankis ya lo sabíamos, de hasta donde eran capaces de llegar los españoles en representación del ba-lon-ces-to FIBA, lo intuíamos y soñábamos, aunque no terminábamos de creérnoslo. Ahora ya lo sabemos.

Hace 24 años, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84, llegamos a otra final con EE.UU. Antes en una semifinal memorable derrotamos en un gran partido a la entonces poderosa Yugoslavia. Aquel partido tampoco se me olvidará nunca. Después, la final fue una película totalmente distinta, nos arrollaron, pero la selección no perdió los papeles y supo dejar una buena imagen. Allí estaban Juan Antonio San Epifanio, Juan Antonio Corbalan, Wayne Brabender, Nacho Solozabal, Chicho Sibilio, Fernando Romay, Manuel Flores, Luis Miguel Santillana, Juan Domingo de la Cruz, Juan Manuel López Iturriaga, José Luis Llorente, Josep María Margall y, como seleccionador, el inolvidable Antonio Díaz-Miguel, al que tanto le debe el ba-lon-ces-to. Aquellos Juegos fueron un punto de inflexión en el basket de este país. Muchos niños a partir de ahí quisieron ser como ellos. Comenzó una siembra que ha ido dando cosechas cada cual mejor.

Ahora volvemos a ser subcampeones olímpicos, pero no han pasado por encima de nosotros. Les hemos tuteado e incluso le hemos metido algo de miedo. Sólo con ver el respeto con que nos han jugado bien valía la pena estar ahí. Sólo con ver a la finalización del partido el abrazo entre Kobe Bryant y Pau Gasol, y el primero haciendo gestos ostensibles con la camiseta del segundo como diciéndole que debía sentirse orgulloso de lo que habían hecho, bien valía la pena llegar hasta ahí.

Hemos rozado no sé si el milagro, pero sí una gran hazaña. No sabemos si ese triple de Carlos Giménez hubiera entrado que habría pasado, no sabemos si José Calderón hubiera jugado que habría pasado, no sabemos si Pau no hubiera llegado a los Juegos tan “cascado” por la temporada en la NBA que habría pasado, no sabemos si los árbitros hubieran aplicado las reglas FIBA para los dos equipos y no les hubieran permitido los “pasos” y el contacto físico a los norteamericanos lo que habría pasado, no sabemos si Wade no hubiera hecho el soberbio partido que hizo qué habría pasado. Da igual. A pesar de todos esas trabas y dificultades hemos estado ahí, jugando con desparpajo, de tú a tú. Cómo olvidar el manejo de balón de Rudy Fernández delante de su defensor fuera del perímetro, vacilándole y pasándose la pelota por debajo de las piernas y en una fracción de segundo dar medio paso atrás y meter un triple estratosférico, cómo olvidar a un muchacho a Ricky Rubio que con 17 años se colaba entre las torres norteamericanas para penetrar en la zona y encestar, cómo olvidar tantas y tantas imágenes que nos ha dejado esta final.

Como tú dices, Carlos Jiménez seguramente dejará la selección, en su caso por la edad; Jorge Garbajosa puede que también la deje y Pau Gasol para centrarse en la NBA, José Calderón es una incógnita. Se terminará un ciclo, el mejor que ha tenido el basket español. Pero visto lo visto y aunque no será fácil igualar todo lo que ellos han conseguido, vienen otros por detrás que hace albergar la esperanza de que la renovación está garantizada.

No puedo dejar de nombrar a Aito García Reneses. ¡Qué gran estratega y que buen tipo es! En una entrevista recordaba a “Pepu” Hernández y decía que una gran parte de esta medalla le correspondía a él.

Termino este rollo con unas palabras del propio “Pepu” que he extraído de un artículo que ha publicado hoy:
“Si me lo permiten, me gustaría retroceder en el tiempo hasta septiembre de 2006, cuando en la Plaza de Castilla grité ba-lon-ces-to. Este deporte significa para mí, y espero que para todos, educación, formación y generosidad. Trabajo en equipo, diversión y amistad. Superación de retos, esfuerzo y participación. Respeto y confianza. Emociones. ¿Se imaginan estos ingredientes como parte de nuestra vida diaria, en nuestro trabajo, en nuestra sociedad? Por todo esto y más les deseo a todos mucho ba-lon-ces-to. Merece la pena.”

¡Força Pamesa!

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