Otra película de pingüinos, pero bastante diferente de Happy Feet, y para mi gusto mejor.

En esta ocasión los pingüinos no son cantantes y bailarines sino surferos. El protagonista un joven pingüino que vive en la Antártida y que nadie entiende, ya que sólo piensa en surfear. Por fin se le presentará una oportunidad y se enrolará para acudir a un campeonato de surf.

Las cosas positivas de la película a mi gusto, son unos cuantos gags divertidos y algo que me parece curioso y me gusta, que gran parte de la película está rodada como si se tratase de un documental, que van unos pingüinos con cámaras y micros detrás de los protagonistas. Esto da pie a varios gags divertidos.

Como pega el estilo de habla barriobajera pasota que les han puesto a los protagonistas, si fueran humanos serían los típicos surferos diecisieteañeros californianos.

Una película entretenida y para pasar el rato.