Era una mañana fría, la ventana estaba empañada por la diferencia de temperatura y mirar el termómetro empeoraría las cosas. Levantarse de la cama iba a ser toda una proeza de fuerza de voluntad. La expresión 'pegarse las sabanas' era casi textual y tuvo que realizar un combate de lucha turca para desenmarañarse del textil que le abrigó durante la noche.

De repente todo se aceleró, el frio recorrió su cuerpo, lo que le hizo coger a gran velocidad la ropa, y entrar en el baño a la busqueda del calor de la estufa que allí le esperaba.

Tras convertirse en 'un hombre nuevo' y recobrar energias con un copioso desayuno, preparó la mochila con los objetos que le iban a ser imprescindibles para pasar el día: un libro ("El Alquimista"), iPod con música, libreta, bolígrafo, gafas de sol, documentación, algo de dinero para el almuerzo y la comida en un taper. No era necesario nada más para la vida moderna y otro tedioso día de trabajo.

Bajó las escaleras con cierta prisa, pues como siempre llegaba tarde, cruzó el portal para notar el sol de la mañana, calentando su piel por encima de las bajas temperaturas, fue entonces cuando algo hizo reacción. Una chispa salto en su cerebro.

Miró al potente sol, se colocó las gafas y conectó el reproductor de mp3, sin pensar bien a donde iría, comenzó a caminar...

(continuará)