Hace ya muchos años que colecciono y me compro cómics Marvel. Algo así como que casi veinte años. La época dorada de los cómic fue sin duda los años ochenta. De la cual sólo pude vivir el final, pero que recuperé comprándome después todo lo de aquella época... el comienzo de Lobezno, Feniz Oscura, la primera aparición de Galactus, el Silver Surfer de Moebius y Stan Lee... grandes cómics de la mejor época que recuerda este género, tanto en Marvel como en europa y otros sitios.

El caso es que en los años noventa la cosa cayó en picado y aunque habían pequeños destellos que auguraban una posible resurrección con la aparición de una generación nueva de autores abanderada por Image, esta resurrección nunca llego y los grandes autores como Jim Lee o Travis Charest no consiguieron devolver la gloria al noveno arte.

Ya entrados en el siglo veintiuno llego la resurrección que todos esperabamos, de la mano de un currante como Quesada, a mi entender el gran genio que ha devuelto a la gloria a Marvel. Pero a diferencia de los años ochenta esta resurrección no vendría de las grandes historias profundas y grandiosas como 'Honor' o 'Días del Futuro Pasado' estas historias son espectaculares pero poco profundas. Vendría a ser algo así como la máquina hollywoodiense, montones de películas espectaculares y divertidas, pero que si rascas la superficie debajo sólo hay basura y sólo una o dos películas que realmente valgan la pena.

Y os preguntareis, a qué viene todo este royo cuando el título del post es de un cómic y no de una disertación personal sobre el mundo Marvel actual.

Pues muy sencillo. Tras leer 'La Última Cacería de Kraven' de los años ochenta por supuesto, me di cuenta de como disfrute de un cómic magníficamente narrado, con una historia increible y un dibujo a la altura. Donde la sensación que tienes al acabartelo, es la misma que cuando acabas un buen libro. Pena y alegría al mismo tiempo. Pena por que no hay más hojas que pasar y lo echas en falta, y alegría por que la experiencia que has pasado ha sido estupenda. Esa es la sensación que tiene uno con las grandes obras. Y es la sensación que he tenido con este cómic.

Es una pena, que hoy en día, uno ya no tenga esas sensaciones con los cómics Marvel de ahora y tenga que recurrir a las grandes historias de los ochenta.