EL CREADOR DE SUEÑOS

Donde la realidad se convierte en sueños y los sueños en realidad.

Año Nuevo Vida Nueva




Año Nuevo Vida Nueva.

Esa frase se repite todos los años en esta misma fecha, en los compases finales del año todo el mundo piensa en cambiar lo que a uno no le gusta, cambiar aspectos de su vida que piensa que son un error o que son mejorables.

Estos propositos son más que alabables, aunque luego la gran mayoría no se cumplan y aunque en realidad la gran mayoría ni se desean, muchos dicen de dejar de fumar o adelgazar, cuando en realidad no quieren, pero por eso de que cambias de año mira. Otros quieren aprender inglés o aprobar las oposiciones, pero no son las doce uvas las que estudian... y ellos tampoco.

El caso es que pocos se plantean pequeños cambios que realmente les cambien la vida, cosas que a priori podrían ser tonterías pero que en su cúmulo pueden ser un gran cambio de actitud y de forma de ser. Por ejemplo levantarse cinco minutos antes para desayunar tranquilamente, dar las gracias más a menudo, no esperar a que te pidan ayuda para tender la mano, visitar más a menudo a esos familiares o amigos abandonados y un largo etcétera.

En el fondo, todos estos propositos no son nada sin uno mismo, sin las ganas de cambiar de uno mismo. Y si algo es bien cierto es que en general la gente no quiere cambiar. La gente es cómoda, le da miedo el cambio, ve en su vida cotidiana del día a día, de lo que conoce como el lugar seguro, ese territorio que pise donde pise sabrá que ocurrirá.

Es por ello los propositos de Año Nuevo suelen quedar en nada, o por aspiraciones a las que uno realmente no quiere llegar o a las que les da miedo llegar. Y así continuamos, en una sociedad que no avanza y que más bien retrocede.

La Araña de Jerusalem.